La red se teje armoniosa y silenciosa.
Amando al infinito en la Tierra. Cada estrella se refleja en la Tierra en sus Nadis... en los corazones...
Cada paso es sagrado en la danza de la Vida.
AMA.



lunes, 16 de julio de 2012

SOMOS INSTRUMENTOS DIVINOS

Somos instrumentos divinos y a la vez libres.
Esta aparente contradicción se puede explicar en el contexto de que la creación como tal, puede ser no existir, si no que, simplemente, experimenta la transformación.
“La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”.
La única realidad aparente es el cambio.
Cuando aquel gran Ser del cual no sabemos ni el nombre, por un acto de voluntad amorosa, consciente, y seguramente cargado de cualidades que ahora mismo no podemos ni imaginar, decidió expandirse, como seguramente lo había hecho ya muchas otras veces, desencadenó una serie de transformaciones en su Cuerpo que conformaron el Universo conocido, entre muchos otros.

Cada chispa procedente de aquel Cuerpo en expansión, por decirlo de alguna manera, “Creó” el Cuerpo de un nuevo Ser, transformando así todo lo previamente existente.
Todo fue fruto de un estado de “profunda meditación” totalmente consciente, tanto del Gran Ser que así lo quiso, como de la infinitud de Seres que surgieron en aquel AHORA.
Como a parte de un mismo núcleo, todos los Seres en viaje expansivo, quisieron vivir aquella experiencia.
Se podrían haber negado, haciendo uso de su libertad implícita en el hecho de pertenecer y por tanto conformar un mismo Cuerpo.
Si eso hubiera sido así, no pasaría absolutamente nada. Simplemente el Universo tal como lo conocemos hoy, no existiría. Habría otro, pero diferente.
Ahora por ahora, somos Seres espirituales en transito, experimentando el cambio en un continuo de tiempo y espacio, esperando el momento de vivir la Gran Contracción que siempre sucede en toda Gran Expansión y poder volver a conformar el Cuerpo de nuestro Padre/Madre.

Este Gran Ser también experimentará la transformación y el cambio, pues sus “partículas” volverán a casa habiendo vivido la vida en la materia y al mismo tiempo habiendo espiritualizado esta materia.
Así es la respiración cósmica.
Con cada aliento que exhalamos, las transformaciones físicas, emocionales, mentales y espirituales, van creando nuevos mundos invisibles al ojo humano.
Con cada inspiración de aire, recogemos chispas de divinidad, que integran nuestros cuerpos.
Las leyes universales son esto, universales, y tanto son validas aquí abajo como allí arriba.
Son para todos.

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